sábado, 9 de julio de 2011

Viajar es vivir

Nadie conoce el número exacto de sus días ni la cifra de sus horas, ni mucho menos la manera de aumentarlas. Pero viajar es el único modo de alargar la vida al alcance de todos nosotros. En el viaje, el tiempos nos muestra su verdadera cara. Desaparece, se estira y encoge como el signo de infinito.





Nuestro objetivo es ser capaces de vivir mil días distintos y no el mismo día mil veces. Lo importante no es si hay vida después de la muerte, sino si hay vida antes de la muerte.





Porque viajar es dar más vida a la vida.



Y viajar es, sobre todo, hacer que la vida se nos haga mucho más larga. El cuerpo y el cerebro tienden a ahorrar energía, cuando pasamos demasiado tiempo en un lugar, miramos sin ver, escuchamos sin oír. Los días pasan rápidos e iguales, parecidos a otros días rápidos e iguales. Pasamos varias veces por la misma calle y nunca vemos el letrero de hierro forjado de la vieja tienda. Un día lo descubrimos por primera vez y nos dicen que lleva allí ciecuenta años.

En los viajes, los sentidos están alerta: miramos, viendo; gustamos, degustando; escuchamos, oyendo. Olemos por primera vez olores que conocíamos desde niños: nos sentimos profundamente vivos. Descrubrimos que el tiempo no existe, porque podemos aumentar nuestra vida haciéndola más intensa.




De la revista "Ronda IBERIA" (Eugenia Ri??? / Escritora)

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